Max encuentra un importante potencial en la “in-completitud " de la la universidad de ingeniería, ese “claustro abierto” en suspenso que espera un final más ameno, es así que se alimenta de esto para generar su propio desenlace, un remate volumétrico como contrapunto, conjugando en la escena el espacio verde, “público y transparente”, como principal elemento; los volúmenes existentes intocables en este caso y el convento. Muchas premisas para tener en cuenta., entonces ¿Intervenir? ¿Enfatizar? ¿Respetar lo existente?
Frente a este potencial emplaza su edificio con un amable gesto de abrazo fraternal, cauteloso, como quien mira con admiración y se hace amigo sin invadir….conteniendo así el espacio público permeable y dejando este corazón interno como una exposición abierta a la ciudad.
Rescatamos el espacio que se genera de la interacción entre ambos edificios, ambos en torno a un vacío que cose a medida que repite a modo musical ritmos constantes tanto en la fachada como en su interior.
El ritmo constante del aprendizaje: con sus contratiempos y sus des variantes……siempre constante
El espacio urbano como centro aglutinador de esta composición…en esta relación de fraternidad es necesario penetrar desde la periferia al núcleo, ya que si percibimos nada más que lo superficial solo son principalmente diferencias, lo que separa, en cambio sí penetramos hasta el núcleo percibimos la identidad, el hecho de dicha hermandad. Max encuentra la identidad.
Esta relación de centro a centro, de ambos edificios y de estos con el espacio urbano es una relación genuina…muy interesante el lenguaje encontrado, respeto por la vertical gótica, hay ritmos propios que interactúan, y muy logrado unir por medio del vacío el espacio urbano encontrando matices.
Max muy buen nivel de trabajo en general, a lo largo de todo el año, en cuanto a este trabajo lo único que quedo ajustar fue escala de la planta 1:100 en la cual se pierde un poco el carácter institucional ese del que hablas.
Arq. Jimena Arribas
