Después de haber ido a Azul, de recorrerla a la deriva, de mirarla, observarla, estudiarla, sentirla; nos fuimos a sus afueras. Nos fuimos hacia donde la ciudad se deshilacha en campo, donde rige el meandro, la horizontal y el cielo, el vacío, la inmensidad y el elemento vegetal, donde la geometría reina en forma de enormes planos y ordenadoras líneas.
Y hoy ya hemos vuelto a la ciudad, donde resultaría de mucho valor hacer una re lectura de esas primeras derivas a la luz del mero tiempo transcurrido y, justamente, después de haber estado en su “esquina al campo”.
El horizonte ya no es horizontal, el vacío ya no impera sino que es conformado, el elemento vegetal se adapta si se le da permiso, las líneas siguen ordenando pero ahora con un ritmo más marcado y los planos se aproximan y se elevan ya como macizos volúmenes.
Me dirán que seguimos con las obviedades, y yo le respondería que sí, que probablemente nos sigan siendo de mucha utilidad para seguir proponiendo arquitectura en la esquina de la plaza San Martín en Azul. De todas maneras les recomiendo ahondar leyendo los textos que escribió Federico Sartori “Invariantes: la manzana y el tejido, la manzana y la materia” http://gonzalezpedemonte2.blogspot.com.ar/; que están bien interesantes de punta a punta y subidos en el momento exacto de la etapa creativa y de desarrollo del ejercicio, tan válido para A2 como para A3.
Además van estas imágenes que pretenden ilustrar algunas de las propuestas que fueron apareciendo en el taller, apuntando fundamentalmente a que se entienda que nuestras decisiones conformarán de manera determinante un sitio estratégico de la ciudad.
Cómo termina de conformar nuestra volumetría el volumen “manzana”, cómo se continúan-descontinúan los planos “fachadas”, cuánto se define el límite entre el adentro y el afuera, por dónde se da la continuidad solicitada con el espacio público, etc.
Si sabemos reconocer estas consecuencias de nuestro obrar sabremos optar por cambiarlas o potenciarlas simultáneamente con la prosecución de la definición del edificio, para lo cual sugiero, en esta etapa, hacer el ejercicio de encontrar y descubrir cuales son los volúmenes principales, la relación entre ellos, los vacíos que conforman, como así también por dónde estarían pasando las líneas estructurantes que los ordenan y sostienen. Y, la obviedad mas grande de todas, si responden a las necesidades que pide el programa, y principalmente, al modo que cada uno se imaginó que debiera vivirse el Centro Cultural y esta porción de ciudad.
J.A
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