"La presencia de la selva debe ser preponderante. Es por eso que trabajo los recorridos para generar distintas visuales para contemplar la selva. En la selva está muy presente el tema de los contrastes, por eso trabajo el dinamismo y las distintas velocidades (ritmos) en lo formal del edificio, y la contraposición con los espacios-claros y la quietud que estos generan. Para contemplar, disfrutar y entender la selva hay que recorrerla, observarla. Esta idea de recorrido selvático dentro del edificio también es importante a la hora de generar el edificio. La selva contiene, y lástima; es luz y es sombra."
Relato
Estoy aquí parado, viendo la gran altura de los árboles, que apenas se entreven por sobre las copas de los más bajos, mientras algún haz de luz se atreve a enfrentarlos y pasar entre ellos. A medida que avanzo el aire sofocante me hace dudar de mi travesía. Hay que vencer el miedo y seguir. De pronto la luz empieza como a desaparecer, tamizando las hojas de un verde tan oscuro que comienzan a irse en las sombras, siendo lo único que se oye el crujir bajo mis pies de algo que supongo son hojas secas y ramas, y algunas de ellas se enganchan en mi ropa. Silencio.
Son los metros más largos que alguna vez haya hecho. Mi sed de luz empieza a saciar, pero no solo de luz, sino de colores, fuertes y llamativos, y de sonidos de los más variados, altos y bajos. Un perfume suave y agradable inunda el claro, convirtiéndolo en un paraíso terrenal, pero corto en el tiempo, porque la espesura y el hedor empieza de nuevo, y solo se ve luz como al final del túnel. Sigo la marcha y empiezo a oír el rugir de una bestia a lo lejos. La incertidumbre me congela por dentro. Avanzo en esta caverna hasta que, inesperadamente, la bestia se presenta...
Varios metros abajo el río se lleva de manera muy rápida todo lo que cae en él.
Relato
Estoy aquí parado, viendo la gran altura de los árboles, que apenas se entreven por sobre las copas de los más bajos, mientras algún haz de luz se atreve a enfrentarlos y pasar entre ellos. A medida que avanzo el aire sofocante me hace dudar de mi travesía. Hay que vencer el miedo y seguir. De pronto la luz empieza como a desaparecer, tamizando las hojas de un verde tan oscuro que comienzan a irse en las sombras, siendo lo único que se oye el crujir bajo mis pies de algo que supongo son hojas secas y ramas, y algunas de ellas se enganchan en mi ropa. Silencio.
Son los metros más largos que alguna vez haya hecho. Mi sed de luz empieza a saciar, pero no solo de luz, sino de colores, fuertes y llamativos, y de sonidos de los más variados, altos y bajos. Un perfume suave y agradable inunda el claro, convirtiéndolo en un paraíso terrenal, pero corto en el tiempo, porque la espesura y el hedor empieza de nuevo, y solo se ve luz como al final del túnel. Sigo la marcha y empiezo a oír el rugir de una bestia a lo lejos. La incertidumbre me congela por dentro. Avanzo en esta caverna hasta que, inesperadamente, la bestia se presenta...
Varios metros abajo el río se lleva de manera muy rápida todo lo que cae en él.
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