Monday, July 20, 2009

Belen Macherette




Propuesta interesante desde de su gestación.

A partir de la interpretación del proyecto como una “falla”, un “quiebre” más de la montaña, del paisaje Mendocino, horadado con el correr del tiempo por el agua de deshielo, inalterable, eterna.

Esta postura da pie firme al trabajo de implantación. Donde la propuesta se acomoda casi naturalmente a la topografía, dejando, al mismo tiempo, su huella, lo que le permite modificar el paisaje, transformarlo, apropiándose de él.

A partir de allí hay un buen trabajo de reconocimiento espacial. Encontrando la graduación de los espacios exteriores, jerarquizándolos según corresponda, pero al mismo tiempo ahondando en la transición hacia el interior. Con imágenes muy provocativas que dan cuenta de ello, sin perder cierta esencia del paisaje mendocino en su búsqueda de la luz. Detalle tan propio, de ese cielo.

Tal vez el proyecto se desdibuja un poco en el reconocimiento de la pequeña escala del hotel y en cierta falta de síntesis en el diseño de los techos que lo componen. No así en las plantas, que en principio, se ven conformadas con cierto criterio.


Marcelo Bruttomesso.


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