Primer copa vegetal que recibe el río y última que despide la ciudad.
La última copa que se aleja de la tierra, la primer hoja que se desprende ya, casi tocando el río. Esa, que será la encargada, cual gaviota, de avisar al navegante cansado que se aproxima a tierra, a su querencia.
La última y primer hoja, suspiro vegetal que toma hasta sus últimas gotas de savia, de energía vital, para conformar arquitectura. Cual árbol que ofrece cobijo, techo protector liviano orgánico natural, contenedor de espacios, integrador flexible y libre. Hoja caparazón, hoja estructural, que guarda en ese interior el alma espacial de aquello que se va y de eso otro que llega, esa última y primer pisada en tierra firme, huella de saludos y despedidas de la ciudad de Victoria.
Así germinaba este proyecto, las relaciones ya estaban dadas. Y de este modo explica Lucia como el proyecto se enraiza en la ciudad…
”Vegetación tupida, en masa, lineal que acompaña los desniveles del terreno. Barrancas que bajan desde la ciudad y rematan en el espigón.
La retícula de la ciudad se va disipando pero sigue encontrándose, ya de otra forma, cada vez mas suelta, en el tratamiento de los espacios abiertos, públicos que desembocan en ese borde caleta-río, convirtiéndose por último en esa línea contenida que es el agua.
Surge el edificio como una continuidad orgánica de la masa vegetal. La última copa aparece en forma de cubiertas livianas que, siguiendo las curvas del terreno natural, propone espacios dentro de otros.
Adentro y afuera al mismo tiempo, el exterior se filtra al interior en forma de luz y aire; abierto hacia el río como sobrevolándolo, se enraíza al suelo macizo del espigón.
Y de igual forma, las cubiertas se levantan como unas dentro de otras, se atraviesan, para venir a dar reparo a esa estructura más pesada, maciza, más relacionada a ese suelo firme de dimensiones humanas”.
El proyecto deviene de una producción intensa y continua y se encuentra encaminado, es importante tomar un recorte de estudio mayor, abarcar el entorno para descubrir cómo llega esa hoja, esa copa hasta allí. Para descubrirla naciendo y asomándose como la ultima de su especie, debe verse el devenir de sus antecesoras. También debe tenerse en cuenta el espesor, profundidad, altura del agua en la caleta, la escala de barco que ha de llegar a ella para darle sentido a la información producida. Es hora de afinar el lápiz en todas las herramientas gráficas, más aún en la planta donde cuesta verificar con claridad los deseos hasta aquí expuestos.
Que el proyecto siga brotando con la misma intensidad…
Patricia Pilarsides
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