Siempre fue claro que los fundamentos de la propuesta reconocían un fuerte compromiso con la totalidad; siempre fue claro que la propuesta no escondía el impacto y la presencia que lo nuestro iba a generar en Keen.
La pregunta fue entonces como situarse de cara a este compromiso con la totalidad, regulando la continuidad y tejiendo relaciones.
Queda claro que el campo de explicitación de estas tensiones era el espacio central de Keen y que su dominancia primaria se respaldaba fuertemente en su longitudinalidad…abriendo trasversales, zigzagueando, buscando matices y sutiles interrupciones en la irregularidad de la dinámica de ritmos.
Es muy clara la posibilidad de reconocer esto…descubrir las mutuas referencias que proponen sus extremidades (la plaza pública de Keen y la institucional presencia de la Facultad), el claro protagonismo que ambas instancias adquieren respecto del conjunto.
Sin embargo es cierto que los términos particulares de esta relación no son cerrados, no se limitan a si mismos, ni se explican como una polaridad acabada…
Por eso la plaza se propone como respuesta pública a la urbanidad de Keen; completa y consolida esta condición de urbanidad dada por la iglesia y la presencia urbana algo mas establecida de Keen en ese extremo.
La estación es entendida como un punto central en cuanto a la articulación de especialidades públicas y por eso parcialmente integrada a la plaza por medio de aquellos usos que el programa planteaba que fueron inteligentemente reconocidos, no tanto por lo particular de sus condiciones sino como especiales instancias de articulación; se conforma así una sutil pero vigorosa “delimitación” del espacio público-abierto. Y es la curva la delicada expresión de esta condición de límite, de borde que demarca pero no interrumpe, de extremo que define pero no cierra…
Su otra extremidad asume con crudeza la institucionalidad que demanda la facultad no tanto como un requerimiento que le es propio sino de cara al protagonismo explicito que asume con la totalidad.
Es la facultad la instancia terminal de esta sutil elaboración de continuidad y asume su protagonismo con ello de modo extremo. Irrumpe con violencia capturando las tensiones primarias de esa continuidad, disolviéndose con igual contundencia ante la inmediata presencia del campo, ante la vasta horizontalidad que domina…
Resulta muy interesante reconocer como la facultad logra dar respuestas a motivaciones casi antagónicas sin perder solidez, sin desintegrarse. Descubrir como es sutilmente concebida la presencia, el carácter y el compromiso que el “vacío” ejerce sobre esta condición y como van siendo variadas las relaciones que se establecen en lo acotado de la facultad es un punto sumamente valioso.
Parece posible pensar que esta vigorosa expresión de las continuidades encuentra su fuerza en la constante presencia de la vastedad del horizonte, en la extrema presencia de la horizontalidad.
Resulta interesante también lo propuesto a partir del postgrado y la residencia, da cuenta del reconocimiento de una escala intermedia no tan sólo por lo particular de sus condiciones sino, sobre todo, en cuanto a la configuración de espacios que surgen incorporando al vacío en un juego de “abre-cierra” que logra situarse de cara a la totalidad con claridad y elocuencia.
La propuesta ofrece la posibilidad de reconocer una riquísima vastedad y diversidad de cualidad espaciales (referidas esencialmente a la sutil comprensión del carácter del vacío) sin que esto suponga desarticular las relaciones, desfigurar los vínculos o desintegrar el continuo…
Es igualmente meritorio el compromiso manifiesto de asumir la búsqueda de temáticas complejas a partir de una elogiable capacidad de trabajo.
La pregunta fue entonces como situarse de cara a este compromiso con la totalidad, regulando la continuidad y tejiendo relaciones.
Queda claro que el campo de explicitación de estas tensiones era el espacio central de Keen y que su dominancia primaria se respaldaba fuertemente en su longitudinalidad…abriendo trasversales, zigzagueando, buscando matices y sutiles interrupciones en la irregularidad de la dinámica de ritmos.
Es muy clara la posibilidad de reconocer esto…descubrir las mutuas referencias que proponen sus extremidades (la plaza pública de Keen y la institucional presencia de la Facultad), el claro protagonismo que ambas instancias adquieren respecto del conjunto.
Sin embargo es cierto que los términos particulares de esta relación no son cerrados, no se limitan a si mismos, ni se explican como una polaridad acabada…
Por eso la plaza se propone como respuesta pública a la urbanidad de Keen; completa y consolida esta condición de urbanidad dada por la iglesia y la presencia urbana algo mas establecida de Keen en ese extremo.
La estación es entendida como un punto central en cuanto a la articulación de especialidades públicas y por eso parcialmente integrada a la plaza por medio de aquellos usos que el programa planteaba que fueron inteligentemente reconocidos, no tanto por lo particular de sus condiciones sino como especiales instancias de articulación; se conforma así una sutil pero vigorosa “delimitación” del espacio público-abierto. Y es la curva la delicada expresión de esta condición de límite, de borde que demarca pero no interrumpe, de extremo que define pero no cierra…
Su otra extremidad asume con crudeza la institucionalidad que demanda la facultad no tanto como un requerimiento que le es propio sino de cara al protagonismo explicito que asume con la totalidad.
Es la facultad la instancia terminal de esta sutil elaboración de continuidad y asume su protagonismo con ello de modo extremo. Irrumpe con violencia capturando las tensiones primarias de esa continuidad, disolviéndose con igual contundencia ante la inmediata presencia del campo, ante la vasta horizontalidad que domina…
Resulta muy interesante reconocer como la facultad logra dar respuestas a motivaciones casi antagónicas sin perder solidez, sin desintegrarse. Descubrir como es sutilmente concebida la presencia, el carácter y el compromiso que el “vacío” ejerce sobre esta condición y como van siendo variadas las relaciones que se establecen en lo acotado de la facultad es un punto sumamente valioso.
Parece posible pensar que esta vigorosa expresión de las continuidades encuentra su fuerza en la constante presencia de la vastedad del horizonte, en la extrema presencia de la horizontalidad.
Resulta interesante también lo propuesto a partir del postgrado y la residencia, da cuenta del reconocimiento de una escala intermedia no tan sólo por lo particular de sus condiciones sino, sobre todo, en cuanto a la configuración de espacios que surgen incorporando al vacío en un juego de “abre-cierra” que logra situarse de cara a la totalidad con claridad y elocuencia.
La propuesta ofrece la posibilidad de reconocer una riquísima vastedad y diversidad de cualidad espaciales (referidas esencialmente a la sutil comprensión del carácter del vacío) sin que esto suponga desarticular las relaciones, desfigurar los vínculos o desintegrar el continuo…
Es igualmente meritorio el compromiso manifiesto de asumir la búsqueda de temáticas complejas a partir de una elogiable capacidad de trabajo.
Federico Sartori
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