Lugar difícil para encontrarle referencias de escala Carlos Keen , cuando de intervenir en él se trata. Vacío dentro de otro vacío, el urbano dentro del rural, y Miguel, como un juego de cajas chinas, pareciera querer agregar otro apropiándose de sólo una parte del predio central, el que va desde el borde noroeste hasta donde comienzan los árboles que preceden la iglesia, reforzando los bordes y volviendo a crear un nuevo vacío, operación que se vuelve a repetir con el edificio de la facultad y sus patios.
Interesantísima idea y muy bien plasmada que sólo resulta un tanto forzada en la materialización tan contundente y explícita del límite mas cercano a la iglesia, dando a entender que sólo hasta allí llegaría la intervención, lo que sucediera de de ahí en mas será un problema del Carlos Keen consolidado, cuando la certera ubicación del auditorio y del espacio donde quedan contenidos los viejos edificios permitía plantear una articulación un tanto mas fluida. Quizás un manejo un poco mas elaborado de la composición de masas arbóreas hubiera ayudado a resolver el problema.
De todas maneras así como está planteado, me imagino llegando en tren, y las cajas chinas devienen además en cajas de sorpresas, pues viniendo de Luján, después de atravesar la masa-maizal aparece Carlos Keen, y después de atravesar el bulevar aparece el ámbito facultad.
Claramente ubicado el edificio principal que alberga la facultad, tanto de grado como de post grado, consolida el espacio donde Carlos Keen renueva su pasado de campo, intentando devolverle su vocación urbana, encuadrándose de manera tal, que pasa paulatina y sutilmente de volumen suelto, allí donde se hace marcadamente institucional frente a la calle de llegada, a convertirse en borde y tejido, calle nueva y atrio, incluso a inmiscuirse y hacerse uno con las residencias para universitarios que aparece en la manzana de enfrente.
Queda planteada como observación la acotada relación con el campo que esta propuesta expresa y que la facultad de agronomía necesita, de todas maneras bien resuelto en el intento de generar zona de cultivos en los espacios abiertos contenidos dentro del predio.
El planteo resulta también muy rico en la propuesta de recorridos y en las secuencias espaciales que van resolviendo las articulaciones entre usos públicos y privados, o propios de la facultad. Aquí quiero remarcar de manera especial lo interesante que resulta la nueva ubicación de la estación férrea y su secuencia de llegada a la facultad, y la no menos sugerente especialidad que se logra con desniveles-andenes-puente en el patio atravesado por las vías.
Considero buena la aproximación a la búsqueda de un lenguaje arquitectónico propio en el edificio, con una escala acorde y equilibrada que responde tanto a una implantación respetuosa de Carlos Keen como a la imagen institucional que la facultad de agronomía de la Universidad de Luján requiere; principalmente expresada en el ritmo de pórticos estructurales que aparecen y desaparecen matizados entre planos verticales y horizontales que permiten dar diversas lecturas en términos de composición con líneas, planos y volúmenes, que a su vez se van adecuando a las diferentes escalas de uso y de relaciones con el tejido existente. No se visualiza tan claramente en los planos de plantas que si muestran un trazado coherente y ordenado, y menos en los cortes o vistas que resultan de una expresión mas bien acotada. En todas las escalas abordadas es la maqueta la que siempre aparece como más sugerente y concretada, aunque salvo algún evidente hormigón, no da cuenta de materialidades.
El trabajo muestra una secuencia pertinaz, ordenada y consecuente a partir de una idea integral, original, y bastante contundente, contundencia que no aparece en los términos formales que una entrega necesita para poder entender la propuesta de manera mas acabada.
Javier Alemán
De todas maneras así como está planteado, me imagino llegando en tren, y las cajas chinas devienen además en cajas de sorpresas, pues viniendo de Luján, después de atravesar la masa-maizal aparece Carlos Keen, y después de atravesar el bulevar aparece el ámbito facultad.
Claramente ubicado el edificio principal que alberga la facultad, tanto de grado como de post grado, consolida el espacio donde Carlos Keen renueva su pasado de campo, intentando devolverle su vocación urbana, encuadrándose de manera tal, que pasa paulatina y sutilmente de volumen suelto, allí donde se hace marcadamente institucional frente a la calle de llegada, a convertirse en borde y tejido, calle nueva y atrio, incluso a inmiscuirse y hacerse uno con las residencias para universitarios que aparece en la manzana de enfrente.
Queda planteada como observación la acotada relación con el campo que esta propuesta expresa y que la facultad de agronomía necesita, de todas maneras bien resuelto en el intento de generar zona de cultivos en los espacios abiertos contenidos dentro del predio.
El planteo resulta también muy rico en la propuesta de recorridos y en las secuencias espaciales que van resolviendo las articulaciones entre usos públicos y privados, o propios de la facultad. Aquí quiero remarcar de manera especial lo interesante que resulta la nueva ubicación de la estación férrea y su secuencia de llegada a la facultad, y la no menos sugerente especialidad que se logra con desniveles-andenes-puente en el patio atravesado por las vías.
Considero buena la aproximación a la búsqueda de un lenguaje arquitectónico propio en el edificio, con una escala acorde y equilibrada que responde tanto a una implantación respetuosa de Carlos Keen como a la imagen institucional que la facultad de agronomía de la Universidad de Luján requiere; principalmente expresada en el ritmo de pórticos estructurales que aparecen y desaparecen matizados entre planos verticales y horizontales que permiten dar diversas lecturas en términos de composición con líneas, planos y volúmenes, que a su vez se van adecuando a las diferentes escalas de uso y de relaciones con el tejido existente. No se visualiza tan claramente en los planos de plantas que si muestran un trazado coherente y ordenado, y menos en los cortes o vistas que resultan de una expresión mas bien acotada. En todas las escalas abordadas es la maqueta la que siempre aparece como más sugerente y concretada, aunque salvo algún evidente hormigón, no da cuenta de materialidades.
El trabajo muestra una secuencia pertinaz, ordenada y consecuente a partir de una idea integral, original, y bastante contundente, contundencia que no aparece en los términos formales que una entrega necesita para poder entender la propuesta de manera mas acabada.
Javier Alemán
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